
Independientemente de si lo que queremos crear es un logo para nuestra empresa o elegir el tono de la pintura de la pared del salón, podemos elegir siempre el tono preciso e idéntico para que no se note la diferencia entre dos logos impresos o dos botes de pintura. Pero esto no fue siempre así. De hecho, no era así hasta 1956.
Los colores Pantone
Herbert Pantone estaba trabajando en la imprenta de un pequeño negocio que comenrcializaba tarjetas de colores para compañías de cosméticos. Era un dinero extra para poder pagar sus estudios de Medicina, pero Herbert no iba encaminado a ser médico, tenía ojo para los negocios y se dio cuenta de que las marcas tenían un importante problema para reproducir los mismos tonos de color según fuera la imprenta que los imprimiera. No existía un sistema de regularización del color, lo que conducía invariablemente a errores continuos, diseños gráficos que no eran consistentes con la marca y una cantidad infinita de frustración.
Usando sus conocimientos de biología y de química, Herbert desarrolló una forma sencilla de combinar los pigmentos de manera que fuera un sistema regularizado en toda la industria. Usó una paleta básica de 10 pigmentos, con la que obtuvo una guía de unos 500 colores. La Guía Pantone redujo los errores de la industria en un 80%. El lenguaje numérico de Pantonce facilitaba a los impresores entenderse sobre el color preciso que buscaban.
¿Cuál fue la genialidad del sistema Pantone?
No importaba el sistema en el que imprimieras, el código Pantone siempre te va a dar el mismo color con una mínima variación de tono de acuerdo al sustrato; porque cada código de color tiene una formulación de tinta exacta. Así que por ejemplo, una marca tan grande como Kodack, que tenía problemas para reproducir su tono de amarillo y cuyo producto se produce y se distribuye en distintas partes del mundo, tienen un Pantone definido para tu marca, y de esa manera el color de todos sus productos tiene siempre el mismo tono y no se pierde la identidad de la marca.
El nuevo sistema —llamado Pantone Matching System— fue un éxito. Con el tiempo, Herbert compró la empresa en la que trabajaba. Hoy, Pantone sigue funcionando y sus guías incorporan actualmente 2161 colores diferentes. Cada año, Pantone elige un color del año y renueva su lista de colores, eliminando imperfecciones e incorporando nuevos tonos.
Estas guías de color —conocidas y muy utilizadas en el mundo del diseño— son un must que, además, ha logrado colarse en el universo creativo variando y jugando con modelos cada vez más sorprendentes. Lo que muchos desconocen es que la primera guía de colores no fue creada por Pantone sino por un artista holandés: A. Boogert.
300 años antes del Pantone
Booger escribió, en el año 1692, una obra detallada en la que presentaba en acuarela los colores y sus escalas, descubriendo al mundo los matices de los mismos al mezclar unos con otros. Tan sólo existe un ejemplar de este sensacional y avanzado tomo en la Bibliothèque Méjanes en Aix-en-Provence, Francia. Escrito y pintado completamente a mano, el Traité des couleurs servant à la peinture à l’eau de Boogert fue probablemente la guía más completa de pintura y color antes de que Pantone tuviera la misma idea 300 años más tarde.
En este vídeo nos lo cuentan los amigos de Yorokubu cuando lo descubrió el historiador de libros medievales Erik Kwakkel. En su Tumblr, Erik escribe «He encontrado este libro holandés de 1962 en una base de datos francesa, y es de lo más especial. Por un lado, ningún erudito holandés parece haber publicado nada sobre él, ni siquiera se conoce.
Por otro, es un objeto especial porque ofrece una mirada inusual al taller de pintores e ilustradores del siglo XVII. En más de 700 páginas escritas a mano en holandés, el autor que se identifica como A. Boogert, describe cómo hacer pinturas de acuarela, cómo mezclar los colores y cómo cambiar su tono agregando «una, dos o tres porciones de agua». Para ilustrar su discurso, llena cada página opuesta con varios tonos del color en cuestión.
Mäs aún, ha hecho un índice de todos los colores que describe, lo que en sí mismo es un festín para los ojos. En el siglo XVII, una época conocida como la Edad de Oro de la pintura holandesa, este manual habría dado en el clavo. Tiene sentido entonces que el autor explique en la introducción que se trata de un libro con fines educativos. Sorprendentemente, debido a que está escrito a mano y, por lo tanto, es literalmente único en su género, no obtuvo «alcance« entre los pintores ni la atención entre los historiadores de arte moderno que se merece»
En The Galobart Books hemos querido evitar que ese único ejemplar no se quede sin disfrutar por todos los que valoran la técnica del color y la belleza de sus imágenes y hemos reproducido en una edición facsímil de nuestros coffee table books este Traité des couleurs servant a la peinture à l’eau, del bisabuelo del Pantone en una edición numerada y limitada de 1692 ejemplares
Te contamos todos los detalles para disfrutar de esta edición para coleccionistas:
- La edición —de 912 páginas— reproduce la tapa en piel del original con los cuatro nervios del lomo y su diseño.
- El interior está impreso en offset CORAL BOOK IVORY volumen, papel de un tono ahuesado que imita los acabados del papel de la época en la que el libro fue escrito.
- Viene dentro de un elegante estuche que incluye el certificado de originalidad numerado y sellado y diez magníficas láminas (también en edición limitada y numeradas en papel symbol free life de 250 gramos rough para poder enmarcarlas o coleccionarlas).
- Y también viene acompañada de un libreto de prólogos donde reconocidos artistas del mundo de la moda, del diseño y de la arquitectura participan en el proyecto, hablando de cómo el mundo Pantone ha influido en sus profesiones.
Una oda al color en un estuche perfecto.