unir arte y literatura

Las obras de arte —un tesoro que refleja la evolución de la humanidad a lo largo de los siglos— son también un decorado maravilloso para la ficción. No solo son objeto de un lucrativo mercado de la falsificación, sino que están relacionadas con un tráfico de dinero estratosférico que lleva a oscuras conexiones entre el mundo del arte y el lado oscuro de la ley. 

Por supuesto, esto es algo que no pasa desapercibido para los escritores de novela negra y policiaca, para deleite de sus lectores. Y a nosotros, que somos amantes de los objetos de arte —como puedes comprobar en nuestro catálogo— y de la novela negra, tampoco.  

La ficción en el mundo del arte nos permite verlo todo desde la barrera, desde una distancia de seguridad que nos hace invulnerables, y que al mismo tiempo satisface nuestra necesidad tanto de belleza como de emociones fuertes sin correr ningún peligro. 

Meneses en Skópelos, de Fernando Schwartz

Fernando Schwartz es un hombre polifacético. Eso hay que decirlo. Premio Planeta en 1996 con El desencuentro y Premio Primavera con Vichy 1940, lleva a sus espaldas la friolera de más de veinte libros (entre novelas y ensayos). Pero también ha sido diplomático (embajador de España en Kuwait y en los Países Bajos), portavoz del Gobierno en asuntos exteriores, consejero editorial de El País donde publicó artículos de opinión durante más de seis años, comunicador al frente de Lo + Plus y profesor en la Universidad Autónoma de Madrid, en la Escuela de Periodismo.

Este caldo de cultivo, esta riqueza de experiencias, hace que sus novelas tengan una mirada profunda a la política y a los conflictos apenas velada por una capa de humor y elegante ironía. Sobre todo, las novelas de Meneses, como esta que hoy presentamos: Meneses en Skópelos. Patricio Meneses es un zorro diplomático de edad incalculable. Lenguaraz, impertinente, políglota y muy carente de escrúpulos, Meneses se dedica a hacer el trabajo sucio del Gobierno. Un antihéroe al que no podemos dejar de engancharnos.

Por las calles del cine negro, pasean los detectives duros, las mujeres fatales y todo tipo de asesinos a sueldo. Pero también hay sitio para el country  noir, género al que pertenece «La casa del caracol»: ambientes opresivos y secretos guardados. 

¿De dónde sale la expresión cine negro? 

Los críticos franceses acuñaron este término en 1946 para designar una serie de películas que englobaban tres características: protagonistas antihéroes, diálogos mordaces, y crímenes a mansalva. LOs directores utilizaban recursos que incluían luz directa brillante, sombras en cascada, ángulos de cámara extraños y composiciones originales que enfatizaban la incomodidad del espectador ante la historia. 

La pandemia nos ha cambiado la vida. Hemos tenido que aprender a adaptarnos a una nueva realidad en muchos aspectos y nos ha conectado virtualmente más de lo que quisiéramos. Eso de irse de copas con las amigas y ligar con alguien es ahora poco menos que ciencia ficción, pero como en el resto, la red viene al rescate. Que no puedas acercarte a desconocidos en una discoteca porque hay restricciones, no significa que no puedas hacerlo online. Ligar por internet, mediante una app de citas, requiere un poco de dedicación adicional pero es una manera genial de pasar tu tiempo libre cuando no puedes salir como hacías antes.