
Fernando Schwartz es un hombre polifacético. Eso hay que decirlo. Premio Planeta en 1996 con El desencuentro y Premio Primavera con Vichy 1940, lleva a sus espaldas la friolera de más de veinte libros (entre novelas y ensayos). Pero también ha sido diplomático (embajador de España en Kuwait y en los Países Bajos), portavoz del Gobierno en asuntos exteriores, consejero editorial de El País donde publicó artículos de opinión durante más de seis años, comunicador al frente de Lo + Plus y profesor en la Universidad Autónoma de Madrid, en la Escuela de Periodismo.
Este caldo de cultivo, esta riqueza de experiencias, hace que sus novelas tengan una mirada profunda a la política y a los conflictos apenas velada por una capa de humor y elegante ironía. Sobre todo, las novelas de Meneses, como esta que hoy presentamos: Meneses en Skópelos. Patricio Meneses es un zorro diplomático de edad incalculable. Lenguaraz, impertinente, políglota y muy carente de escrúpulos, Meneses se dedica a hacer el trabajo sucio del Gobierno. Un antihéroe al que no podemos dejar de engancharnos.
Meneses en Skópelos es la continuación de Que vaya Meneses
La primera vez que vimos a Meneses fue en Que vaya Meneses, publicada por Espasa en 2019. Meneses consiguió que los lectores se enamoraran de él y de su personalidad. El más atípico de los diplomáticos vuelve a la carga en esta segunda entrega. O mejor dicho, ajeno a la voluntad de Meneses, surge uno de esos conflictos políticos en los que nadie que no sea él puede ser útil. Meneses es, por lo tanto, enviado a la isla griega de Skópelos a resolver otro de esos casos imposibles.
A medio camino entre la novela policiaca y la de aventuras y con el pulido trasfondo político que caracteriza a la ficción del autor, Meneses en Skópelos cuenta la nueva aventura del diplomático que, en esta ocasión, se ve envuelto en el secuestro de tres adolescentes: las hijas de la presidenta del Gobierno y del ministro de exteriores y una medallista olímpica.
Política, intriga y diálogos fluidos
En el trasfondo de la novela, que lleva a nuestro maravilloso diplomático de Grecia a Siberia, están una serie de conflictos políticos latentes hoy en día. A través de diálogos chispeantes —Meneses cuenta esta vez con la ayuda de un implacable coronel ruso y de una ex-amante—, los personajes critican la cruel realidad sin intentar disfrazar nada.
Fernando Schwartz consigue una vez más enganchar y sorprender al lector. La novela tiene un ritmo ágil y ese toque de intriga justo para mantenernos en tensión. Personajes perfectamente construidos, empezando por el propio Meneses, un diplomático sibarita con muy poco respeto por el poder político.
En resumen, que esta es una novela divertida, entretenida y a la vez inquietante. De esas que merecen ser devoradas.
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